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¡ SU ATENCION POR FAVOR !
Gran cantidad de vino de buena calidad, alguno de calidad excelente, es desperdiciado.Fluye sobre lenguas y a través de gargantas de personas no sintonizadas con él, no receptivas ante lo que él puede ofrecerles. Personas personas preocupadas o absortas en la conversación; otras, que acaban de ingerir una fuerte bebida alcohólica que ha entumecido su sentido del gusto, o que han comido una ensalada con vinagre,cuyo sabor se superpone al del vino; algunas otras que eatán resfriadas, o que, simplemente, ignoran dónde está la diferencia entre un vino corriente y un gran vino.
Nada de lo que puede hacer un vinicultor exime al vino de la necesidad de un bebedor sensitivo e interesado.
Si el sentido del gusto estuviera radicado en la boca, donde la mayoría cree que está quien bebiera un sorbo de vino obtendría todas las sensaciones que éste puede ofrecer. Pero no es así.
De hecho olemos sabores más bien que los identificamos con los labios, la lengua y el paladar.
El verdadero órgano degustador se encuentra en la cavidad nasal superior, donde, en una respiración normal el aire no llega nunca. Las únicas sensaciones que llegan hasta él son los vapores de las sustancias volátiles. Para llegar al cerebro, los vapores del vino necesitan ser inhalados, a través de la boca o la nariz, hasta la parte superior de la cavidad nasal, donde son disueltos en la humedad de la misma.
A veces se observa que los olores suscitan recuerdos con mayor rapidez, y de forma
más vívida, que otras sensaciones. Los catadores expertos confían a menudo en la reacción inmediata de su memoria al oler el vino por primera vez. Si no pueden relacionarlo rápidamente con vinos catados en el pasado, entonces han de recurrir a sus facultades de análisis.
Cuando hablamos de catar un vino, hablamos de un acto profesional, un trabajo. Nosotros
vamos a más bien degustar un vino, que es un acto amateur, no profesional, más ligado con el placer, que tiene mucho más de subjetivo y donde "me gusta" no "me gusta" es absolutamente válido. Por lo general tenderemos a establecer parámetros de calidad con un cierto consenso, haciendo presente que más dificil que apreciar un vino es comunicar sus sensaciones.